Una llamada que empezó con palabras de consuelo terminó con una frase que dejó a Ángela Aguilar al borde del enojo. Lo que parecía ser una conversación de apoyo se convirtió en una de las confesiones más inesperadas de Nadia Ferreira.

El inicio de la conversación

Con la intención de consolar a Ángela, Nadia Ferreira decidió llamarla. La cantante, quien había estado enfrentando una ola de críticas por su relación con Christian Nodal, atendió la llamada con voz cansada pero agradecida.

“Hola, Nadia, aquí ando revisando los números de los conciertos, pero la neta, no tengo ganas de hacer nada”, confesó Ángela.

Nadia, con su tono empático, intentó levantarle el ánimo.

“Híjole, Ángela, te entiendo perfecto. Cuando la vida se pone pesada, ni ganas de levantarte, ¿verdad? Pero cuéntame, ¿cómo andas de ánimo, corazón?”, le preguntó Nadia con ternura.

El momento que encendió la conversación

En medio de la charla, Nadia, con la intención de hacerle ver otra perspectiva, lanzó la frase que encendió el enojo de Ángela: “Entiende que, desde la perspectiva de Casu, pues le quitaste al novio.”

Las palabras cayeron como un balde de agua fría. Ángela se quedó en silencio por unos segundos antes de explotar:

“¿Quién se cree para decirme eso? Yo no le quito nada a nadie. Las cosas pasaron como pasaron y punto.”

La rabia en su voz era innegable. Ángela comenzó a caminar por la habitación, visiblemente alterada, y su respiración se aceleró.

“Esa mujer se la pasa criticándome, tirándome indirectas y ahora tú me vienes con eso, Nadia”, reclamó con enojo.

El consejo de Nadia

A pesar de la reacción de Ángela, Nadia intentó calmarla.

“No te lo tomes a mal, Ángela. Lo que quiero decir es que no cargues con eso. La que termina más desgastada eres tú, no ella. No dejes que su coraje te consuma”, le dijo con firmeza pero con calidez.

El momento de reflexión

Tras unos minutos de tensión, Ángela respiró profundamente y soltó un largo suspiro.

“Tienes razón, Nadia, pero no te voy a mentir, me cuesta. Me cuesta mucho no engancharme. A veces siento que cada cosa que hace Casu está diseñada para molestarme”, confesó con voz quebrada.

Nadia, con la paciencia de una hermana mayor, le respondió:

“Lo sé, Ángela, pero no le des ese poder. Tú no puedes controlar lo que hace, pero sí puedes controlar cómo reaccionas. Enfócate en lo tuyo, en tu música, en lo que te hace feliz.”

La decisión de Ángela

Las palabras de Nadia parecieron calar profundo. Después de unos segundos de silencio, Ángela respondió con una mezcla de resignación y determinación:

“Tienes razón, Nadia. No puedo seguir así. Voy a intentarlo, pero te advierto que no va a ser fácil”.

“Ya lo sé, Ángela”, contestó Nadia con una risa suave. “Pero si necesitas hablar, aquí estoy para ti. No estás sola.”

El momento después de la llamada

Cuando Ángela colgó el teléfono, se quedó mirando su reflejo en la ventana. Su rostro mostraba una mezcla de enojo, tristeza y reflexión. Su mente repitió una y otra vez la frase de Nadia: “Le quitaste al novio.”

Sus manos se apretaron en puños mientras trataba de contener las lágrimas.

“No le quito nada a nadie”, se dijo a sí misma en voz baja. “No soy la villana de esta historia”, susurró con los ojos llenos de lágrimas.

El eco de las palabras de Nadia resonó en su mente, y, aunque no lo admitiera en voz alta, sabía que parte de lo que Nadia había dicho tenía algo de verdad. Con una mezcla de enojo y tristeza, golpeó el respaldo del sofá, liberando parte de la tensión acumulada.

Conclusión

La llamada entre Ángela Aguilar y Nadia Ferreira fue más que una simple conversación entre amigas. Fue un momento de confrontación interna para Ángela, quien ahora enfrenta el reto de soltar el rencor y concentrarse en su propia felicidad. Las palabras de Nadia, aunque duras, podrían ser el empujón que Ángela necesitaba para recuperar su paz mental.

¿Será que Ángela Aguilar logrará liberarse del peso de sus emociones? Solo el tiempo lo dirá, pero si algo ha quedado claro, es que la lucha por la paz interior no es fácil ni rápida, pero siempre vale la pena. ✨

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